domingo, 26 de octubre de 2008

El caso Johnson

Meses después de la muerte de Joseph Johnson, el mayor gangster de Nueva York, decidí dejar el mostrador del antiguo bar y ahondar la investigación de aquel extraño suceso; así yo, Vladimir Chukiv, seria el sujeto que vengaría este hecho.
Me hallaba en mi escritorio cuando mi secretaria Jenny entró y me dijo:
-Vladimir, un hombre pregunta por ti, ¿Lo hago pasar aquí?
-Si, hazlo pasar Jenny
El hombre entró. Era robusto, de estatura baja, vestido de traje negro y con un habano entre sus dedos. Detrás de él, lo escoltaban dos caballeros de levita gris y galera negra.
-Buenas noches –dijo el pequeño hombre llamado Michael.
-Bienvenido Michael, ¿Qué es lo que te trae por aquí?-agregué
-Vengo a hablarte del caso Johnson. Mis hombres han estado rastreando la pista del supuesto asesino y solo dos de los cinco caballeros que envié han regresado con vida; no es nada fácil, Vladimir; tú eres un hombre sin experiencia, y no me gustaría que interfirieras en mis negocios, tú sabes lo que podría suceder si se descubre la verdad…
-Me haré de la capacidad que merite el caso, y no me intimidan tus amenazas
-Muy bien Vladimir, ten cuidado con las consecuencias
Dicho esto abandonamos el despacho y Michael se retiró del lugar. Le di la orden a Jenny de cerrar el estudio, pues ya era muy tarde y una cita pendiente aguardaba en mi apartamento del Boulevard St. Johns: la bellísima Elle, a quien había conocido hacía poco tiempo y me parecía muy intrigante, me citó con el propósito de decirme algo urgentemente.
Arribé a mi hogar y allí estaba ella esperando por mí; ingresamos y rompió en llanto a la vez que vi salir de las habitaciones muchos caballeros de levita gris, como los que había visto momentos antes, intente defenderme de sus agresiones pero fue imposible
-¿Quién los ha mandado?-pregunté
-Debiste atenerte a las consecuencias, Vladimir- contestó uno de ellos
-Pero… ¿tú lo sabias Elle?
Sin contestarme, de repente la mujer corrió a la planta baja y dos hombres me tomaron de los brazos, vaya uno a saber lo que pretendían, pero no sabían que yo no estaba solo, mi custodio personal me acompañaba, en secreto, por lo que el suceso terminó en medio de un tiroteo, que finalizó con todos los hombres enviados por Michael asesinados. Supe atenerme a las consecuencias, si…y también aprendí a no dejarme cegar por la belleza de una dama.
Esa noche no tuve descanso; miles de interrogantes giraban en mi cabeza. ¿De qué tipo de negocios me había estado hablando Michael? ¿Por qué el hombre no quería que investigara el caso Johnson y había enviado a sus hombres a mi apartamento y a la bella mujer a querer enamorarme? Si bien los hombres habían estado en mi hogar, me resultó extraño encontrar todo en perfecto orden, ¿Qué habrían estado buscando?
Al día siguiente, 7 a.m. un fuerte golpe en la puerta me despertó de mi poco relajado sueño. Era la policía con una orden de allanamiento del lugar. Sin temor alguno los dejé ingresar y atrás de ellos venía Michael…
-¿Qué haces aquí? ¿No te alcanzó con el envío de tus caballeros?- le dije aparte
-Tú querías saber la verdad del caso cuando la tenías enfrente a ti todo el tiempo- dijo en voz alta para que los policías escucharan
Repentinamente uno de los hombres entró a mi habitación y de un rincón sacó un arma, el arma con la que habían matado a Joseph Johnson.
-Tenías al asesino enfrente de ti todas las mañanas, cada vez que te mirabas al espejo querido Vladimir, de esa forma nunca lo encontrarías, siempre lo ocultaste en tu propia casa- Acotó el caballero robusto.
Preferí mantenerme en silencio mientras un policía me esposaba y decía que todo lo que dijera podría ser utilizado en mi contra.
Finalmente traicionado y tras las rejas, Michael fue a reírse de mi persona.
-No me sorprende tu visita, sabía que vendrías a reírte aquí de que tu maravilloso plan salió victorioso-
-Te lo advertí, eras un buen caballero pero ingenuo, no sabías con las personas que tratabas. Necesitábamos uno como tú para poder culpar de este hecho, pero con el pasado que traes cargado ¿quién te creerá? Si te salva una cosa te hunde otra. Disfruta la condena por mi, marioneta.
-¡No te saldrás con la tuya! ¡Ya se sabrá la verdad!- Sabía que algún día llegaría el juicio que me sacaría de ese pestilente lugar en el que deberían estar los verdaderos asesinos.

Seudónimo: María y Florencia
Nivel “C”
Categoría: Tema Libre

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