domingo, 26 de octubre de 2008

Kiush, El Sueño Muerto

Había una vez, antes de todo lo conocido, cuando la tierra no rotaba ni giraba, existían cuatro regiones principales, Día, Noche, Atardecer y Amanecer. Eran esas épocas en que los sueños de la gente, al morir se hacían realidad no, a excepción de los sueños muy malignos, así que todo era posible, pero al morir.
Daín era de la familia Senco, una joven bella que vivía en Día. Su sustento era la cosecha. Su talento era pintar, mas allí mucho no había por hacer. Su sueño era irse a vivir a Atardecer, y pintar el atardecer, aunque eso requería un gran costo.
Un día llego un extraño aventurero a su cosecha a pedir harina y agua, Daín se lo dio con todo gusto y le alojarse allí. El extraño era Kiush, un joven aventurero que recorría el mundo en busca de aventuras y monstruos que matar a cambio de recompensas; Kiush era una importante persona, ya que era reconocido por matar a Kidra, el dragón del lago Cycia en Noche. El extraño también dijo:
- Es verdad soy un aventurero caza recompensas, pero ahora me eh tomado un descanso, y viajo por día buscando un ayudante- Decía Kiush, mirando a Daín.-, ya que con el tiempo los años se me suman y cada vez estoy más débil. Si no les molesta me quedaré aquí por un tiempo, necesito descansar, vengo de Noche y el viaje, aunque fue en caballo alado, duró mucho y estoy fatigado.
- Bueno yo creo que… -dijo el padre de Daín.
- ¡Que estaría bien que te quedes!- dijo Daín interrumpiendo a su padre, luego de verlo con unos ojos que pedían su aceptación.
Y así fue, Kiush se quedó a dormir en la humilde casa de los Senco. Al despertar, Daín le había preparado un desayuno exquisito, que Kiush lo comá con todo gusto, mientras Daín le decía:
- He pensado lo que dijiste anoche de que necesitabas un ayudante, y creo que podría ayudarte- dijo Daín sonrojada, aunque se podría haber expresado mejor pero ella era espontánea y extrovertida.
- Pues la oferta era para ti- dijo Kiush, que sabía que muy dentro de él, Daín le gustaba.
-¿Entonces…?- preguntó Daín, impaciente como siempre.
-Entonces pregúntale a tus padres-le contestó Kiush- y saldremos mañana ni bien nos despertemos.
- Está bien, con permiso, muchas gracias- dijo Daín, aún sonrojada.
Después del permiso de sus padres, que sabían que estaría en buenas manos con Kiush, además pensaban que podrían llegar a caerse bien y le encontrarían matrimonio a Daín, que por su espiritú sería muy difícil encontrarle pareja en día, donde todos eran calmos.
Ni bien se despertaron Daín y Varsellas, su madre, prepararon las cosas para el viaje, los calados, que eran una especie de caballos alados, pero que volaban por menos tiempo antes de cansarse, que los criaban en su granja. Mientras el padre de Daín le contaba a Kiush y le aconsejaba sobre Dain, y le decía que la cuidara.
Llego la hora, amarraron las viandas, se despidieron, y emprendieron vuelo.
No pasó mucho tiempo antes de que Daín tomara la palabra y preguntó:
-¿Hacia donde nos dirigimos?
-Hacia a Atardecer-dijo Kiush comentando algo más para ahorrarse de responder a que sería la siguiente pregunta de Daín- el viento está calmo llegaremos un día a mitad de camino pararemos a descansar.
Daín llevaba la comida y el armamento y casi todo el equipaje, después de todo para eso necesitaba Kiush un ayudante, además de otras pretenciones que tenía con Daín, ya que el sabía que le gustaba, por su belleza, su carisma, su niñez y la expresión de su cara, era lo que el nunca tuvo, por eso cuando la miraba se perdía en su belleza y en sus pensamientos.
Atardecer era un lugar mágico donde existía la magia y todas las criaturas que allí existían, pero Kiush ya iba con destino hacia una en especial, Jiún, el dragón que con su apariencia engañaba a la gente, y en realidad era uno de los más peligrosos, era un dragón que con su ternura convencía a todo mundo y daba lástima matarlo, pero si veías en sus ojos veías la maldad que con sí llevaba; Kiush estaba más que decidido a matarlo.
Llegaron a mitad del viaje, aterrizaron a descansar, mientras los calados tomaban agua y pastaban. Conversaban, el cielo estaba en un tono dorado, ya se iba atardeciendo, Daín pensaba en el día perfecto con el hombre perfecto, que le encantaba, cuando volvió de sus pensamientos, Kiush estaba a menos de un centímetro de su boca, fue en ese momento cuando tuvo su beso perfecto en el “día” perfecto, “todo lo perfecto”, pensaba ella.
Luego de un rato, se prepararon y partieron rumbo a Atardecer, esta vez hubo más viento y empezaban a aparecer nubes grises sobre el cielo, y cuando ya el ido empezaba a atardecerse, empezó a llover muy fuertemente y aterrizaron de enseguida, dejaron a los calados atados a un árbol y armaron una carpa, donde se refugiaron. Entonces, se divertían oyendo los sonidos de las criaturas mágicas, de aquel mágico lugar; entonces Daín le contó sobre su sueño de tener una pintura ella por echa de Atardecer, y el dijo:
- Con razón traías esas pinturas, no te preocupes podrás pintarlo; luego que venzamos a Jiún; pero yo también debo revelarte un secreto- decía Kiush con voz alta por que la lluvia tapaba su tranquila voz, sacó su espada de su funda y continuó diciendo-, esto es una espada mágica, me la hechizó, un viejo mago sabio de Noche, dijo que duraba un cierto tiempo, no me acuerdo cuanto, pero cuando se acabe ya seré un fuerte guerrero y no la nesecitare, lo que hace es que si la clavo en alguien esa persona muere sí o sí.
Cuando Daín estaba por hablar sonó un estruendo, y salieron e la carpa: Era Jiún en busca de guerreros indefensos. Jiún fue corriendo hacia Daín, pero ella alcanzó a tirarle un flechazo en el ojo, entonces el dragón se detuvo y empezó a mullir, mientras Kiush desenfundaba su espada, esta, hizo un resplandor, eran las doce, era la misma hora de hace un año a la medianoche cuando el viejo mago le había hechizado la espada, el encantamiento, que solo duraba un año, había dejado de surgir efecto, pero Kiush no estaba ni enterado de esto; el monstruo dejó de mullir y fue al ataque de Daín, entonces apareció frente del monstruo Kiush montado a calado, intentado defender a Daín, entonces le clavó la espada, y esperó a que cayera rendido, pero fue así al monstruo solo le hizo un rasguño, entonces Kiush se dio cuenta y empezo a luchar contra el monstruo, hasta que este lo empujó la tomó a Daín del brazo y la arrojo lejos del lugar, sus flechas ya no le molestaban,y entonces, devoró a Kiush; antes de que Daín llegará a gritar apareció herida, pero viva, en la montaña más alta de Atardecer, con un pincel, muchos colores y un papel delante, listo para pintar la bella vista de atardecer, entonces comprendió que el deseo de muerte de Kiush había sido cumplir el sueño de Daín, entonces fue como pintó la hermosa pintura, en honor y en nombre de Kiush, pero antes de regresar a Día mató al monstruo con la espada de Kiush, y de donde sacó la fuerza para hacerlo, sigue siendo un misterio.
Después de 9 meses nació un hermoso bebé de Daín al que llamó Kiush y él le devolvió la felicidad, y el deseo de vivir, y juntos con su familia, con el recuerdo vivo de Kiush padre, vivieron Felices para siempre.

Seudónimo: Paramore
Nivel: A
Categoría: De la imagen a la palabra
Imagen elegida: Xul Solar

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