domingo, 26 de octubre de 2008

Todo lo sólido se desvanece en el aire

Llegó a nosotros en una concha de madreperla. Estaba completamente desnuda. Sin embargo, se cubría con sus cabellos rojizos; que al exponerlos al Sol, parecían tornarse rubios, castaños o morenos. La cara; sin ser una expresión definida, a veces triste y melancólica, a veces vagabunda, a veces hermosa y dócil, plasmaba la alegría remota e inalcanzable en las nuestras. Observaban todo con una curiosidad por lo conocido, los selváticos ojos y contaban hechos del pasado original y puro. Sostenido estaba el cuerpo entero en una sola pierna (de color rosáceo, tersa y pulida), que incitaba a cometer adúlteros goces.
Flexionó la rodilla con una delicadez etérea, como si fuera a ser elevada y llevada por el viento, y afirmó el pie en la tierra. Inmediatamente, las mujeres la cubrieron de velos y telas, de joyas y adornos, que no hicieron mas que embellecerla y tornarla artificial y obscura. No obstante, nadie pudo dejar de verla, de mirarla, de maravillarse con sus gestos, sus curvas, su inocencia maliciosa, su fría calidez, su sobrenatural aspecto tan común y ordinario.
Permanecía oculta en el bosque durante el día (tal vez, la piel se le quemase y achicharrase de lo blanca que era); más cuando de ébano el infinito se infundía, abandonaba su refugio y acompañada de aves jamás vistas, extrañas a los ojos humanos, se dejaba llevar por el aire hasta un pequeño lago. Allí se sacaba los ropajes con soltura y era en ese momento, cuando los alados pies y los florecientes pechos y las puras carnes, comenzaban a brillar y a rodearse de una aurora nacarada. De esa manera, se sumergía en el agua y competía por belleza y resplandor con el reflejo del astro plateado.
Todos los días del invierno realizó ese extraño ritual ante la vista de todos, como si no le importase que la viéramos tan salvaje, tan translúcida, tan apetecible. Durante la primavera y el verano, su mente y su cuerpo parecieron cerrarse y se internó en la espesura. Nadie nunca supo por qué. Quizás se estuviera gastando y pudriendo o acaso mudando y reconstituyendo su cuerpo.
El invierno siguiente emergió de la algaba y se dirigió hacia el estanque de agua escarchada. Se despojó de sus vestiduras, se alzó sobre sus pies y refulgiendo entre lo opaco de la vida, ascendió…

Seudónimo: Tacss
Nivel “C”
Categoría: Tema Libre

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